Esta es mi primera entrada al BLOG y como tal quería que fuera algo muy personal. Siento que ya tendré tiempo en próximas entradas de hablarte de marketing, de estrategia, de planificación, de marca y de contenidos, porque está claro que mi intención con este blog es aportarte contenido de valor y ayudarte con tu emprendimiento. Sin embargo, quería que mis primeras palabras fueran escritas desde el corazón y mi intuición me dice que te hable de esto.
De la historia de mi emprendimiento.
Mi historia se remonta a hace un par o tres de años atrás.
Estaba dedicada exclusivamente a acompañar a mi hijo mayor. No tenía un trabajo al uso (había dejado mi puesto en una multinacional hacía un tiempo) pero sí ayudaba a una mujer con su negocio. Fue allí cuando, sin darme cuenta, yo estaba iniciando mi proyecto.
Llegó mi segundo embarazo y empecé a sentir que aparte de estar gestando una vida, dentro de mí estaban apareciendo también nuevas ilusiones. Lo que hasta entonces había tenido sentido y me había hecho sentir plena -la crianza en todo su esplendor, con sus luces y sus sombras-, había dejado de ser suficiente para mí y necesitaba crear una nueva versión de mí misma en la que ya no era solamente mamá, sino que también era mujer y quería desarrollarme profesionalmente.
Y, de golpe, evidentemente sin ser de un día para otro, lo que tenía que ser se empezó a presentar ante mí. ¿Sabes cuándo la vida te muestra el camino? Pues así, poco a poco, todo empezó a colocarse para que yo iniciara este proyecto profesional que tanto aprendizaje me está aportando.
Y andando por esta experiencia, un día me iluminé: Yo, que lo que buscaba era un proyecto profesional que me hiciera feliz y me permitiera realizarme, que me mantuviera motivada, que me ayudara a progresar y ganar en conocimientos, que me diera libertad y poder de decisión, me estaba embarcando en un viaje de autoconocimiento brutal, me estaba redescubriendo.
Porque lo que estaba haciendo en el fondo era enfrentarme a mis miedos, superarlos y andar junto a ellos, trascender creencias y crear mi dogma, cambiar los “no puedo” por “voy a intentarlo”, exponerme en público y mostrarme vulnerable, darme la oportunidad de brillar sin vergüenza ni restricciones…
Y todo esto ha sido posible porque me he abierto a ser quien soy.
SERENDIPIA… porque en este camino me encontré, me vi, me reconocí y me acepté.
Te doy la bienvenida,
Mar